Después de diez años, una de las sagas más importantes de la historia del cine llega a su final en forma de gran batalla con Harry luchando contra Lord Voldemort, mientras que sus amigos buscan la espada de Gryffindor para acabar con los horrocruxes. Y en mitad de tanta épica, sobresale una joven actriz que, entrega tras entrega, ha ido madurando a pasos agigantados hasta convertirse en una de las más admiradas y fotografiadas de la actualidad.
–¿Qué siente al ver por última vez en pantalla a Hermione?
–Es algo raro. Contemplo a una joven que sé que soy yo pero que, en realidad, es otra persona. Ha pasado mucho tiempo y ahora parece que ha crecido por su cuenta, lejos de mí. Verme en pantalla me da vergüenza porque están grabadas todas las etapas de mi pubertad. ¡Además, antes mi pelo era inmenso! (risas).
–En una escena de la película se ve a los personajes, 19 años después, en la estación de tren, enviando a sus propios hijos a Hogwarts. ¿Qué sintió?
–Un escalofrío emocionante, especialmente cuando me di cuenta de que Ryan Turner, que interpreta a mi hijo Hugo, tiene ahora la misma edad que yo cuando rodamos la primera película justo en ese lugar. Ver lo excitado y nervioso que estaba me hizo recordar mis inicios, y hasta fui consciente de lo que es envejecer.
–Aparte de la carga emocional, esta entrega posee las escenas de acción más espectaculares de la saga. ¿Cómo afrontaron este reto?
–Fue el último empujón donde había que darlo todo. Por ejemplo, hay una escena muy corta en la que tengo que montar en una escoba, algo que no había hecho antes, y fue muy incómodo para mí. No tengo ni idea cómo Dan lo hace parecer tan fácil. También me costaron mucho las escenas donde tengo que correr perseguida por la serpiente. Pero, en estos diez años todos hemos aprendido lo duro y exigente que es hacer una película de Harry Potter.
–La saga ha confirmado que una película infantil también puede ser oscura y hasta sangrienta, ¿no?
–Desde luego. Pero los elementos más tenebrosos de la franquicia no son gratuitos, sino que parten del original literario y de la propia intensidad y la exigencia dramática de las tramas. Todos hemos madurado muchísimo gracias a esta saga.
Grandes momentos
–¿Cuáles han sido los momentos más importantes que ha vivido durante las ocho cintas de «Harry Potter»?
–Yo me quedaría con el baile en el cuarto filme, que es sensacional. Solo los disfraces ya son un espectáculo. Y también el momento en que Hermione cambia y se da cuenta de que ya es una mujer. Incluso me acuerdo vivamente de las audiciones para el personaje, y cuando me dijeron que lo había conseguido. La presentación de la primera película en el Radio City de Nueva York, con cinco mil personas entusiastas, fue mágico. Ese día entendí la proporción del éxito que podría llegar a tener Harry Potter.
–Usted tenía solo diez años cuando, de pronto, se convirtió en una actriz famosa. ¿Cómo consiguió no perder la cabeza desde entonces?
–El hecho de seguir yendo al colegio como siempre me ayudó mucho, porque tenía una vida y unos amigos fuera de la industria y debía conservarlos. En Hollywood la gente está un poquito loca, vamos a reconocerlo, son unos neuróticos. Nosotros hemos crecido en Londres, no en Los Ángeles, y eso cambia mucho las cosas. Sentimos menos la presión.
–¿Va a continuar su carrera como actriz?
–Desde luego. Aunque soy impaciente y muy dura a la hora de criticar mis defectos, he decidido continuar con mi carrera de actriz. Acabo de terminar el rodaje de «The perks of being a wallflower», adaptación de la novela de Stephen Chbosky realizada por el propio autor, y debo reconocer que han sido las mejores seis semanas de mi vida.
«Harry Potter y las Reliquias de la Muerte II»
Director: David Yates. Intérpretes: Daniel Radcliffe, Emma Watson. Nac.: R. Unido, 2011. Duración: 130 minutos. Hoy viernes 15, estreno.
–¿Qué siente al ver por última vez en pantalla a Hermione?
–Es algo raro. Contemplo a una joven que sé que soy yo pero que, en realidad, es otra persona. Ha pasado mucho tiempo y ahora parece que ha crecido por su cuenta, lejos de mí. Verme en pantalla me da vergüenza porque están grabadas todas las etapas de mi pubertad. ¡Además, antes mi pelo era inmenso! (risas).
–En una escena de la película se ve a los personajes, 19 años después, en la estación de tren, enviando a sus propios hijos a Hogwarts. ¿Qué sintió?
–Un escalofrío emocionante, especialmente cuando me di cuenta de que Ryan Turner, que interpreta a mi hijo Hugo, tiene ahora la misma edad que yo cuando rodamos la primera película justo en ese lugar. Ver lo excitado y nervioso que estaba me hizo recordar mis inicios, y hasta fui consciente de lo que es envejecer.
–Aparte de la carga emocional, esta entrega posee las escenas de acción más espectaculares de la saga. ¿Cómo afrontaron este reto?
–Fue el último empujón donde había que darlo todo. Por ejemplo, hay una escena muy corta en la que tengo que montar en una escoba, algo que no había hecho antes, y fue muy incómodo para mí. No tengo ni idea cómo Dan lo hace parecer tan fácil. También me costaron mucho las escenas donde tengo que correr perseguida por la serpiente. Pero, en estos diez años todos hemos aprendido lo duro y exigente que es hacer una película de Harry Potter.
–La saga ha confirmado que una película infantil también puede ser oscura y hasta sangrienta, ¿no?
–Desde luego. Pero los elementos más tenebrosos de la franquicia no son gratuitos, sino que parten del original literario y de la propia intensidad y la exigencia dramática de las tramas. Todos hemos madurado muchísimo gracias a esta saga.
Grandes momentos
–¿Cuáles han sido los momentos más importantes que ha vivido durante las ocho cintas de «Harry Potter»?
–Yo me quedaría con el baile en el cuarto filme, que es sensacional. Solo los disfraces ya son un espectáculo. Y también el momento en que Hermione cambia y se da cuenta de que ya es una mujer. Incluso me acuerdo vivamente de las audiciones para el personaje, y cuando me dijeron que lo había conseguido. La presentación de la primera película en el Radio City de Nueva York, con cinco mil personas entusiastas, fue mágico. Ese día entendí la proporción del éxito que podría llegar a tener Harry Potter.
–Usted tenía solo diez años cuando, de pronto, se convirtió en una actriz famosa. ¿Cómo consiguió no perder la cabeza desde entonces?
–El hecho de seguir yendo al colegio como siempre me ayudó mucho, porque tenía una vida y unos amigos fuera de la industria y debía conservarlos. En Hollywood la gente está un poquito loca, vamos a reconocerlo, son unos neuróticos. Nosotros hemos crecido en Londres, no en Los Ángeles, y eso cambia mucho las cosas. Sentimos menos la presión.
–¿Va a continuar su carrera como actriz?
–Desde luego. Aunque soy impaciente y muy dura a la hora de criticar mis defectos, he decidido continuar con mi carrera de actriz. Acabo de terminar el rodaje de «The perks of being a wallflower», adaptación de la novela de Stephen Chbosky realizada por el propio autor, y debo reconocer que han sido las mejores seis semanas de mi vida.
«Harry Potter y las Reliquias de la Muerte II»
Director: David Yates. Intérpretes: Daniel Radcliffe, Emma Watson. Nac.: R. Unido, 2011. Duración: 130 minutos. Hoy viernes 15, estreno.